¡Lo que hago también es por los demás!

ATD Quart Monde Int
1001 Historias de resistencia
4 min readFeb 28, 2018

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La experiencia de un hombre que ha superado su situación de exclusión con ayuda de algunas personas, a partir de su propio esfuerzo y con el orgullo de saber que se reconoce su contribución a la sociedad.

Por Agnes Grenier y Anne de Chambost (Francia)

P atrick Butin nació en 1963 con una importante discapacidad motora. Se informó a sus padres de que nunca podría caminar. Es el mayor de diez hermanos, sus padres lo inscriben y lo llevan hasta la escuela para que pueda acceder. Sin mucha motivación, su recuerdo de ese período es que “no hacía nada”. Completamente excluido por sus compañeros en ese pequeño pueblo de Auvernia (Francia) dónde su padre trabajaba en una fragua y después en una cuchillería. Patrick terminó la escuela sin aprender a leer ni a escribir. Tampoco logró establecer amistades y Patrick se encerró por completo en sí mismo. Pese a su discapacidad, camina desde los diez años, con muletas bajo los brazos. Dice que no ha conocido la miseria, sino experimentado grandes dificultades. Estuvo interno en un centro de rehabilitación en Croisic hasta los veinte años, después trabajó durante tres años en un Centro Especial de Empleo en Clermont-Ferrand.

En octubre de 1986, Patrick llega con su familia a Lyon, al barrio Duchère. Comparte con su suegro su pasión por el fútbol, que le lleva a los partidos al estadio Belmont del barrio Duchère. Con estos desplazamientos y el apoyo de su suegro, Patrick aprendió a manejarse en los medios de transporte y a desplazarse por la ciudad: “Fue un punto de inflexión, empecé a desenvolverme, a salir». Descubre entonces las posibilidades que ofrece el Centro Social “me enseñó a espabilar”. Curioso y observador, va adquiriendo puntos de referencia.
Un día, “que hacía realmente bueno”, precisa, “veo a través de la ventana a una mujer con libros, rodeada de niñas y niños, abro la ventana y me interpela: ‘Eh, tú, en lugar de aburrirte en tu casa, baja’. Por supuesto, yo bajé y la mujer me dijo: ‘Tenemos que enviar una mapa a todos los países’. Dibujé un mapa; era la primera vez que enviaba un mapa; ¡estaba muy contento! .
Gracias a esta mujer descubrí ATD Cuarto Mundo.
Después, en la Casa Cuarto Mundo, participé como voluntario en la recepción. Organizábamos reuniones para mejorar el diálogo con los servicios de Seguridad Social, los servicios sociales…”.
Un día, en una reunión de su barrio, Patrick se inscribió en la comisión “de discapacitados” del ayuntamiento. “Soy curioso por naturaleza”.

Decide hacer algo en favor de los discapacitados e inicia una serie de trámites para mejorar el acceso a los espacios públicos para personas discapacitadas. Como no sabe escribir, va a visitar a la escribiente público para redactar los correos dirigidos a los diferentes organismos responsables de urbanismo. “Prácticamente escribía todos los días a la comisión”.

Apasionado por esta misión, con un compromiso entusiasta, logra que se construya un ascensor en el estadio Belmond, después rampas de acceso y planos inclinados…

Después de un correo al Parlamento Europeo, obtiene financiación para ir tres días a Estrasburgo para intervenir ante los diputados sobre los problemas de acceso a los espacios públicos: se elabora un folleto informativo sobre la materia.

Al mismo tiempo, después de una prescripción médica, lucha para lograr que la Oficina Pública de Ordenación y Construcción (OPAC por sus siglas en francés) le proporcione una bañera en la que pueda estirar su piernas, prácticamente inertes. No obtiene respuesta y escribe a la Sra. Christine Boutin, en ese momento ministra de Vivienda, y logra una respuesta positiva. “Para conocer nuestros derechos, es necesario contar con buenos documentos y buenos contactos… Voy a la biblioteca para consultar mis correos electrónicos mediante el ordenador, que lee también los principales titulares de los periódicos. Además, tengo una cita con el director de la biblioteca para mejorar el sitio web…”.

Para Patrick el derecho de voto es muy importante y como siempre ha estado en situación de tutela, no puede votar. “No me sentía reconocido como ciudadano, luché para obtener el derecho de voto. Cuando estás tutelado, es necesario visitar a un psiquiatra, gasto que no cubre la Seguridad Social. Había preparado las respuestas. El médico presentó un dictamen favorable. Después tuve una audiencia en el tribunal ante un juez que me preguntó cosas como: ¿cuántos alcaldes hay en Francia?, 36 000 tantos como municipios; o ¿quién es el ministro de Deportes?; ¿Quién ha creado el RSA [Renta de Solidaridad Activa]? Había preparado esta audiencia con Claire, aliada de ATD Cuarto Mundo. Había escrito a la ministro de Justicia. El juez me preguntó: ‘¿Y si no le concedo el derecho de voto?’. ¡Sin dudar le respondí que escribiría al Parlamento Europeo! Pues bien,

¡fui responsable de una mesa electoral la primera vez que voté!. «Hoy participo en la vida del Centro Social: practico la escultura en madera y me desenvuelvo prácticamente yo solo.

También participo en competiciones regionales de juego de damas. Es importante que cuando participas en distintas actividades o cuando te haces cargo de la accesibilidad u otras cuestiones, no solamente olvidas tu discapacidad sino que además ayudas a muchas otras personas.

¡Lo que hago también es por los demás!”.

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