Inspirado en un viejo Nogal
El “ Club de Madres ”, un grupo comunitario formado por más de veinte mujeres romanís y no romanís. Todas ellas mantienen su determinación por cambiar la mala imagen del barrio de Ferentari y por ello trabajan conjuntamente para encontrar e identificar soluciones a los problemas de la comunidad.
Por Marina Penciu -Centro de Políticas Romaní y otras Minorías- Bucarest-Romania.
E n la calle Livezilor, una de las zonas más desfavorecidas del barrio de Ferentari, Bucarest, hay un viejo nogal, con grandes y robustas ramas y con un montón de basura alrededor. Al otro lado de la calle, frente al árbol, hay un edificio de apartamentos, el n.º 38, con la dirección escrita cuidadosamente en un trozo de papel encima de la entrada principal. Este
trozo de papel es el único lugar correcto y en buen estado del barrio. Todo lo demás parece desvencijado, como todos los demás edificios de la vecindad. No ha habido casi ninguna renovación desde que se construyeron hace cuarenta años. En el n.º 38, apartamentos de 15 metros cuadrados, forman parte de un conjunto de propiedades degradadas. Construidas entre 1970 y 1980, los apartamentos en principio eran “ viviendas para personas solteras ” y se
utilizaron como vivienda temporal para trabajadores sin familia. Actualmente, familias enteras viven en estos estrechos apartamentos de una sola pieza.
Cuando entras en los edificios, la imagen cambia. No hay basura. El interior parece y huele a limpio desde la planta baja hasta el cuarto piso. No siempre ha sido así. Hasta hace poco, el edificio estaba lleno de moho, de basura y con las paredes deterioradas. Tenía fugas de agua y faltaban ventanas.
En 2017, estas deplorables condiciones de vivienda representan la realidad de las familias más pobres y vulnerables de la capital de Rumanía. Las personas que viven en n.º 38 explican como intentaron durante años resolver sus problemas y transformar el edificio en un espacio limpio y seguro para las familias sin que nunca consiguieran hacer nada para lograrlo. No podían contar con el apoyo de las autoridades locales por la recurrente falta de fondos. Pero también había una cuestión de desconfianza entre el vecindario donde unos y otros se acusaban de intentar sacar dinero de los esfuerzos de renovación. La movilización de los vecinos del n.º 38 comenzó con un reto iniciado por la Fundación Policy Centre for Roma and Minorities [Centro de Políticas Romaní y otras Minorías] en colaboración con una compañía eléctrica de Rumanía. Formaba parte de un esfuerzo importante para mejorar el acceso a la energía eléctrica y crear mejores condiciones de vida en el área de Ferentari. La idea del proyecto se fue dando a conocer en la comunidad a través del
“ Club de Madres ”, un grupo comunitario formado por más de veinte mujeres romanís y no romanís. Todas ellas mantienen su determinación por cambiar la mala imagen del barrio de Ferentari y por ello trabajan conjuntamente para encontrar e identificar soluciones a los problemas de la comunidad.
Este proyecto les facilitó (10 000 leu, 2 200€) con la condición de encontrar un grupo, de quince personas como mínimo, que eligiera un problema que afectara a una pequeña comunidad y propusiera y llevara a cabo una solución mediante su propia iniciativa. Miembros de la vecindad del n.º 38 crearon un grupo de trabajo que decidió restaurar las escaleras y el tejado, poner una puerta nueva en la entrada del edificio y una ventana en el descansillo. Con ayuda de la fundación, este nuevo grupo administró el dinero y planificó las obras. Con la fundación Enel compraron el material necesario y realizaron todos los trabajos de restauración ellos mismos.
No fue fácil reunirse y conseguir organizarse. Decían: “ No todas las personas que viven aquí han participado. No conseguimos convencer a todas las personas, pero algunas de las que no vinieron a trabajar compraron refrescos para las personas que realizaron los trabajos ”. La mayoría de las personas trabajaron durante los fines de semana y por las tardes al volver del trabajo, algunos trabajaron hasta tarde, hasta las 20:00 en ocasiones. Cerca de 30 personas participaron en todos los ámbitos del proyecto, desde la planificación de los trabajos (finales de marzo) hasta la conclusión de la restauración (inicios de agosto). Trabajaron en su tiempo Marina Penciu — Policy Center for Roma and Minorities [Centro de Políticas Romaní y otras Minorías] libre como pudieron, repartiéndose las tareas, apoyándose mutuamente y asegurándose que todo se llevaba a cabo.
Aun cuando fue un proyecto laborioso, las vecinas y vecinos se muestran muy satisfechos y dicen «que se les pone la carne de gallina» cuando hablan de lo que han sido capaces de realizar. Están muy contentos de poder felicitarse mutuamente por el trabajo realizado.
Alguien describió el esfuerzo especial realizado por una vecina: “ Es una propietaria que tiene dos hijos, uno de ellos está muy enfermo, aun así, ayudó. Barrió el suelo; pintó todas las escaleras y no solo la que correspondía a su piso. También había otra mujer que participó mucho, aunque sufriera de epilepsia ”. Además de las restauraciones, el proyecto contribuyó a reforzar la confianza entre la vecindad y les ha llevado a aproximarse y reforzar la comunidad. Puedes ver como brillan sus ojos cada vez que cuentan su historia. Están muy satisfechos con el trabajo realizado y agradecidos por la ayuda que han recibido y sin la cual “ sus esperanzas no se habrían hecho realidad ”.
Actualmente perciben su limpio edificio como un tesoro:
“ Nuestras escaleras están más limpias que todas las demás. Ahora hay un ambiente diferente, de modo que nos aseguramos que cada persona lo mantiene limpio. Incluso mi nieto de seis años presta atención al edificio y prohíbe a las personas que pongan sus manos por las paredes ”.
Aunque hay un profundo clima de satisfacción en el n.º 38, nadie olvida que sigue habiendo problemas. La basura permanece amontonada fuera porque no hay contenedores de basura.Esto trae como consecuencia las ratas y las cucarachas, inundaciones en el sótano, agua que gotea por las paredes y una larga lista. Para las personas de Ferentari, su única esperanza es
organizarse mejor para mejorar su comunidad. Les gustaría servir de ejemplo para otros barrios y contribuir a poner fin a los prejuicios que tienen las personas con sus casas. Los residentes del n.º 38 siguen teniendo planes sobre el espacio situado frente al edificio, justo enfrente, donde se encuentra el nogal. Les gustaría que este viejo árbol fuera el compañero guardián de la comunidad y pudiera servir de inspiración, especialmente cuando el viento sopla y dispersa la basura, y únicamente con su fuerza la hace desaparecer.